
El mundo psicológico ha mantenido por largo tiempo que lo sueños se originan desde el interior de la mente del individuo que está soñando. Mientras ésto podría considerarse parcialmente correcto, el uso sico-analítico de ésta filosofía (así como lo expuso Freud) no lo es. Tertulio de Cartagena (160-225 AD) fué quizás el primer teólogo en exponer la idea de que la fuente de los sueños se puede rastrear a tres categorías en específico:
Aquellos demónicamente inspirados
Aquellos creados por el alma
Aquellos que emanan de Dios
En los años subsiguientes, la proposición que éstas tres categorías virtualmente establecieron la fuente de todos los sueños, ha probado ser muy certera,
De primera instancia parecería que el Cristiano promedio no tendría dificutad en reconocer entre los sueños que se originan de Dios de aquellos que provienen de la esfera demónica. Los terrores nocturnos han sido reconocidos por mucho tiempo como una fuente de miedo y de ansiedad, a pesar de que de alguna manera establecen su origen como que provienen del adversario del Creyente. Sin embargo, debemos prestar atención al hecho de que a pesar de que un sueño pueda causar miedo no significa que es demónico en su naturaleza. Mientras es verdad, desde luego, que la vasta mayoría de los sueños que provocan miedo y ciertamente aquellos que siembran semillas de terror no provienen de Dios, hay momentos donde un sueño que si proviene de Dios puede inicialmente ser percibido como uno que causa miedo. Sueños de Dios que son mal entendidos o aún aquellos que son lo suficientemente claros de entender pero llaman a hacer un cambio o una re-dirección drástica pueden producir una percepción de ansiedad que a menudo se confunde con el miedo. En adición a ésto, asuntos que crean ansiedad en el caminar de la vida de un individuo a menudo producen un sueño lleno de miedo que se origina del interior del alma de la persona y no necesariamente del enemigo.
La forma más certera de distinguir cual es la fuente donde un sueño se origina sería determinar la presencia o ausencia de colores vívidos en el sueño. Como discutimos en el artículo en Colores, los sueños que están llenos de color son de Dios, mientras aquellos que son faltos de color o que contienen solo tonalidades opacas de color provienen de la esfera demónica o de nuestra propia alma. Eso es, ciertamente si el soñador se acuerda de la presencia de color en el sueño. Este tópico se cubrirá con más profundidad en una próxima Lección de Sueños con el tema de “luz”.
Los sueños de Dios a menudo son asociados con sanidad, estímulo, libertad y esperanza. Los sueños del enemigo frecuentemente se pueden asociar con miedo, guerra y decepción. Sueños que provienen de nuestra propia alma frequentemente se relacionan a los asuntos de nuestras situaciones y circumstancias inmediatas en una manera que no ofrecen esperanza ni solución. Estos sueños del alma pueden ser el resultado de nuestros propios deseos, de los químicos ingeridos través de los alimentos y de las drogas (ambas legales e ilegales) que han sido consumidas y de los procesos naturales de nuestros cuerpos físicos (tal como fiebres o infección).